Historia del negocio familiar

Todo empieza hace unos 40 años. Por aquel entoncés la raza sayaguesa dominaba totalmente no solo la comarca de Sayago, sino también se la podía encontrar fácilmente en otras partes de la provincia: como las vacas de esta raza son muy rústicas y resistentes, eran muy valoradas por los agricultores como animales de trabajo cuando aún no existían las maquinarias agrícolas modernas. Había por lo menos 22000 ejemplares de vacuno sayagués en aquella época

En Sayago no se solía ver otro vacuno. Cada familia poseía unas 5 o 6 vacas, a veces 8, que servían como animales de campo.
 
Así empezamos nosotros también. El abuelo paterno poseía 5 o 6 terneras y desde pequeños los hermanos Pordomingo ayudaban a cuidarlas, las llevaban a pastar, las observaban crecer. Terminada la educación en la capital de la provincia, ambos hermanos volvieron a su pueblo natal y se dedicaron plenamente a la crianza de la raza sayaguesa, acompañados por su abuelo y su padre, pudiendo aprovechar los conocimientos y la experiencia de éstos. A los pocos años el número de las vacas que poseían subió a 23 ejemplares. Desde entoncés se empezó a observar una tendencia contraria entre otros ganaderos: poco a poco iban vendiendo la sayaguesa o cruzándola con razas industriales, más cárnicas, que ofrecían mejor rendimiento económico. La familia Pordomingo, sin embargo, por un empeño y cariño inexplicables que tenían por su ganado, mantuvo su pureza genética durante todos estos años en los que el número total de los ejemplares de la raza sayaguesa iba disminuyendo, hasta llegar al número actual de menos de un mil de cabezas. En cuanto a los Pordomingo, de los 23 ejemplares que poseían hace unos 25 años, gracias a su trabajo, dedicación y paciencia, han llegado a aumentar su rebaño a unas 400 vacas. El resto del vacuno sayagués está disperso por toda la comarca: algunos ganaderos tienen 10, otros 20, uno o dos hasta 40 ejemplares. Nuestra familia es ya la última que posee un número más elevado de las vacas de la raza sayaguesa.
 
De algún modo, nos sentimos responsables de mantener esta raza, de salvarla de lo que algunos creen inevitable: su extinción. Vamos a hacer todo lo humanamente posible para evitarlo porque nos sentimos orgullosos de nuestro patrimonio y creemos que vale la pena luchar para que no desaparezca.
 
Así ha nacido el proyecto de esta web, para dar a conocer la raza sayaguesa y promover el consumo de su carne, el cual puede ser un factor que la protegerá. Queremos ofrecer un producto único, de alta calidad, que llega al cliente directamente, sin intermediarios de ningún tipo.
 
Nos gustaría que nuestros clientes pudieran sentirse parte de este proyecto. Os invitamos a explorar esta página web, ver las fotos y el documental sobre la raza para conocerla mejor. Os animamos a difundir la información sobre la sayaguesa y recomendar su carne si la habéis probado y pensáis que la buena opinión que tiene es merecida. Todo esto ayudará a salvar la raza sayaguesa. Todavía es posible intentarlo. 
 
La Sayaguesa al campo libreLa sayaguesa al campo libre


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Como criamos 

Nuestro vacuno se cría distribuido entre varias fincas ubicadas cerca del embalse de Almendra (uno de los más grandes de la Península Ibérica), en la comarca zamorana de Sayago. Es una zona totalmente rural, poco poblada, impoluta. Nuestras vacas pasan casi toda su vida al aire libre. Los terneros, desde el momento de nacer, se quedan junto a su madre que los cuida y los alimenta con su leche. Las crías y sus madres quedan al principio separadas de otras terneras para disfrutar de tranquilidad y cuidados exclusivos de la madre. La lactancia materna continua hasta unos 6 o 7 meses de edad, con la introducción de la alimentación complementaria alrededor de los 4 meses de edad. El alimento principal de nuestro ganado son los pastos que las vacas pueden encontrar en las fincas donde se crían, complementado por forraje y mezcla de cereales, preparada por nosotros mismos en nuestra nave de crianza desde materia prima cuidadosamente seleccionada. La composición exacta de esta mezcla tiene un certificado de calidad de la marca Cobadu.

Al final de la crianza los chotos pasan a la nave de crianza, donde reciben una alimentación equilibrada y que les ayuda a mantener un peso óptimo hasta el momento de llevarlos al matadero. La nave es espaciosa y semicubierta, así los animales siguen respirando aire puro y fresco.

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Trazabilidad

 
Para garantizar la mejor calidad y seguridad de comprar un producto único y concreto, que llega al destino en óptimas condiciones, nuestra empresa ofrece al cliente la trazabilidad* de los productos.
 
La trazabilidad consiste en la posibilidad de comprobar si realmente el producto que llega es el que se ha pedido - en este caso la carne. En el momento de realizar el pedido, el cliente va a ser informado exactamente qué animal va a ser sacrificada: su sexo, su número identificativo, su edad. Cuando reciba el paquete, en la etiqueta figurarán todos los datos también, confirmados por un matadero independiente de nuestra empresa.
 
Así, la trazabilidad actúa como una herramienta para la calidad y seguridad alimentaria.
 

*Según el Comité de Seguridad Alimentaria de AECOC:

“Se entiende trazabilidad como el conjunto de aquellos procedimientos preestablecidos y autosuficientes que permiten conocer el histórico, la ubicación y la trayectoria de un producto o lote de productos a lo largo de la cadena de suministros en un momento dado, a través de unas herramientas determinadas.”
 
 
 
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